Wednesday, August 24, 2011

Explotar-Explorar


Después de que la mente se abre ante lo inminente, ante lo que no sostiene más disimulos, las verdades se tornan puntas afiladas que tallan desdicha, desesperanza. El pecho inflamado, borboteando latidos sin ritmo; la lengua torcida, encogida y provocando sólo alaridos. Las manos tornándose paños de limpia blancura que se oscurecen con cada pujido. El vientre estrecho, recibiendo el ardor del espacio vacío. Los ojos abiertos, drenando. Inundando los callejones del desamparo. Trazan ellos un camino y se anticipan, marcando un río que desemboca siempre en la claridad del día.

Río


En la calzada juré ver tus pasos encimándose a los míos.

Tus manos deteniendo mi cabello del viento,

tu risa opacando el ruido del torrente que no descansa.


¿Cómo me olvido de que existes, si tu calor me curó el alma?

Me dibujó una sonrisa color violeta y pintó mi cuerpo con piedritas de riachuelo.

Bordó en mis hombros y en mi cuello, la esperanza de cantar en tu dialecto.


Hoy, cuando te pienso se me ensancha el alma…

se me llenan de dulzor la boca y las palabras.

No consigo nada más que imaginarme trepando mil aviones y corriendo a mi refugio,

el que tanto me elogió aquella noche en tus brazos.


Ahora que te llamo y me atiendes; que me llamas y sonrío,

debo decir que volví revivida.

Ni las horas ni las escalas han desprendido de mi mente el temblor de tu carcajada.


Mi querida fuente de festejo y asombro,

tornaste mi paseo en una expedición furtiva

con el único propósito de sonreírle a la vida el día entero.

Cambiaste la dirección de mi destino y ahora apunta inevitable al sur del continente.

...


Dos inviernos bastan para saber de sobra que este no es ni será jamás el año de la normalidad. Han caído y he comido ya muchos frutos para lo que va del ciclo. Y no puedo más que esperar, abrir los brazos, las piernas, y dejar que el mundo me inunde con su gente y sus palabras...

Hoy estoy con los pies descalzos y el alma pariendo sentimientos.