Thursday, October 20, 2011


Qué  deseos de volver a esos ritos de poros abiertos y marañas en la frente. De labios hinchados por los hombres de todos los países, de todos los rincones. Por aquellos con las manías más extrañas... lamerme la cara, limarme las uñas, tocarme con amor el cuerpo tendido en esa playa famosa.

Intento hoy retomar el camino ajeno a lo que se ternó cotidiano. Procuro hoy trazar la línea paralela que de la mano me pasee por enfrente de la acera.  El ‘’preciso instante’’ toca a mi puerta. El recelo me atrapa las piernas, me cubre la boca con un paño amarillo y sólo me deja libre el pensamiento.

Es un transe lo que me arrebató de la mesa en este momento. Siento los ojos pesados… es arena que sumerge mis párpados. Tengo en la boca del estómago una flor de dulce aroma, de bella forma, colorida y uniforme. Están en mi mente el viento y tu cabello, que juntos me refrescan la mirada en mis recuerdos. Estoy cabalgando hacia el más sutil de los abismos…el que tiene paja y plumas para amortiguar mi caída. Tus palabras han tejido una misteriosa hamaca, y me pienso día noche meciéndome en sus cuerdas.

Cuando cierro los ojos es como si tu boca me diera de beber. Bebo cada gota y mi cuerpo se torna la puerta al paraíso. Los arbustos se mueven, las aves se pavonean. Las nubes y las gotas de lluvia iluminan mi cara y agrandan las pecas que hay en ella.

Te he visto venir, llegar y quedarte a mi costado. Me he visto sujetada de tu brazo, de la tela más fina de tu atavío.